El naufragio, frente a Grecia, en la noche del 13 al 14 de junio de 2023 de un barco que desde Libia transportaba por lo menos que 750 migrantes, entre ellos un centenar de niñxs (sin chalecos salvavidas y muchas veces encerrados para evitar cualquier rebelión) y cuando sólo se habla de un centenar de supervivientes, reactiva el debate. ¿Pero sobre qué?

El gobierno francés abre las muchas preguntas sobre la «política migratoria europea» para poder dar mejor su propia respuesta: Darmanin lanza las acusaciones habituales contra los «traficantes que son delincuentes», considera las soluciones habituales que son «vías legales de acceso a la ‘inmigración’, a saber, las dictadas por los intereses del capital, que son un rotundo fracaso como lo demuestra esta tragedia.

Darmanin no tiene empacho en denunciar: «Es necesariamente un fracaso colectivo cuando las personas pierden la vida en condiciones despreciables». De hecho, es solo el fracaso de un sistema mortal, el capitalismo.

En realidad, los delincuentes no son sino los Estados, su móvil siempre el capitalismo, y Frontex, la agencia europea de vigilancia de fronteras está a su servicio. Reclamar, como tantos, una política de salvamento marítimo, llevada por los Estados, es llamar ingenuamente al bombero incendiario como socorrista, si no hablamos mejor de salvamento con fondos y organismos públicos. Frontex sobrevoló el barco, pero no consideró oportuno intervenir, ni intervino contra el pushback (reenvío) de migrantes hacia Turquía por parte de los guardacostas griegos. Y este es, de hecho, el significado de lo que implementarán los estados europeos con el deseo de procesar las solicitudes de asilo en las fronteras de Europa.

Es decir, para Frontex, para blindar un poco más la entrada en el espacio europeo, con aún más tragedias por venir. La obligación de permanecer para morir de hambre o sufrir violencia en el Estado del que se es nacional es llamada por nuestros gobernantes “derecho a permanecer en el propio país”.

Los anarquistas recordamos nuestra solución: la abolición de las fronteras, criminales, erigidas por los Estados al servicio del capital para prohibir la libre circulación de las personas. El fracaso de los gobiernos en Europa y en todas partes es proporcional a la desesperación de estos seres humanos que huyen de la pobreza, la represión y la dictadura, a costa de sus vidas.

Fédération Anarchiste