Beatriz Eugenia Sandoval Sáenz, conocida como “la negra”, era una estudiante de último semestre de Trabajo Social de la Universidad Nacional y militante anarquista, quien murió a sus 22 años a las 2:30 de la tarde el 16 de mayo 1991. “La negra” participaba en una protesta en conmemoración de los sucesos del 16 de mayo de 1984, en los que la policía irrumpió violentamente en el campus universitario en medio de disturbios, asesinando a varias estudiantes y propiciando un cierre temporal de la universidad que tendría negativas consecuencias sobre las políticas de bienestar, como el cierre de las residencias y la cafeterías estudiantiles.
Ese día del 91, pese a que el Ejército Nacional y la Policía rodeaban el campus, cerca de un centenar de estudiantes salieron a protestar a la entrada de la Carrera 30 con calle 45 desde las 11 de la mañana, apedreando algunos buses de servicio público y patrullas policiales. “La Negra”, que ya se encontraba en la última parte de su carrera presentando una monografía sobre la Historia del Movimiento Estudiantil de la Universidad Nacional, participaba en la manifestación. De repente una extraña explosión sacudió el ambiente de aquel día, matándola a ella e hiriendo a 15 estudiantes más, 4 de ellos de gravedad. La causa de ese estallido, según distintas fuentes orales, fue un disparo lanzado desde los vehículos antimotines de la policía, razón por la cual Beatriz Sandoval es considera para Alas de Xue (colectivo anarquista de los años 90’s) y otras organizaciones como una libertaria asesinada por el Estado.
El sepelio de la estudiante, realizado en el cementerio central el 18 de mayo de ese año, fue acompañado por un gran número de estudiantes, incluso por los directivos de la Universidad, quienes le dieron su último adiós junto a una bandera rojinegra. En medio de este evento, la policía Antimotines, la SIJIN y la Policía Metropolitana rodearon el cementerio y disolvieron la congregación, desencadenándose así un enfrentamiento entre las estudiantes y los cuerpos represivos que se saldo con más de 114 estudiantes detenidas y las clases en la Universidad Nacional temporalmente suspendidas.
A ella este pequeño homenaje…
“(…) Allí cayó la libertad, allí, silenciosa y pálida. Ella, constructora de sueños de justicia y dignidad. Ella, anarquista por amor, por convicción…por orgullo. Cayó una flor, una flor negra”
– Poema La Negra, Alas de Xue
Enlaces relacionados / Fuente:https://grupoestudiantilanarquista.wordpress.com/quien-era-beatriz-sandoval/
Hace 24 años, los bogotanos se despertaron con este relato:
Una Triste Víctima[1]
“Que un estudiante, más si es mujer, muera bajo las balas de la autoridad en incidentes bien conocidos, es grave. Duele a los colombianos. Pero que caiga víctima de su propio invento, herida por una bomba terrorista, posiblemente fabricada por ella misma en unión de sus compañeros, es monstruoso. Si hubiera lógica, los estudiantes, inclusive aquellos que tomaban parte en la absurda protesta, se deberían autocensurar y organizar un movimiento de repudio similar a los que montan cuando la Policía, en defensa del orden, los frena en sus peligrosas manifestaciones. Ser víctima del estallido de una bomba destinada y nadie puede negarlo a destrozar a la fuerza pública, en un régimen democrático que ha concedido a la oposición los máximos derechos, es absurdo. Aun en estas demostraciones nos estamos quedando atrás. Se protesta en las universidades de otros países por hechos concretos. En Colombia todavía la batalla es contra el sistema.”
Es así como el Periódico El Tiempo hacía el análisis de la muerte de “La Negra”, como sus compañeros la llamaban, joven estudiante de 22 años que cursaba último semestre de Trabajo Social, en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Ella, joven anarquista, se encontraba junto con otra compañera realizando su tesis de grado titulada “Descripción y análisis de los grupos políticos que han hecho presencia en la Universidad Nacional en el periodo 1985-1991”, y por ello estaba esa tarde del 16 de Mayo, protestando en conmemoración de la masacre y desaparición de estudiantes que se produjo en ese mismo campus, 7 años antes, ese campus que ella y sus compañeras transitaban cada día.
Esa mañana ella y un centenar de estudiantes salieron a romper con la rutina, a enfrentar el olvido y a señalar el terrorismo de Estado engendrado en sus asesinos más visibles: la policía. Fue allí cuando un disparo y posterior explosión desconcertaron a las manifestantes, entre las cuales estaba ella. Su cuerpo cayó en la entrada de la calle 45 y fue trasladado a un centro de Urgencias donde falleció. Su Alma y su espíritu quedaron grabados en las memorias de los estudiantes que durante décadas han participado en ese mismo punto de manifestaciones y que como ella, y bien El Tiempo lo señala, “En Colombia todavía la batalla es contra el sistema”
Sigue el análisis de este medio estigmatizando la figura de Beatriz, tildándola de “niña terrorista”:
“La niña terrorista, Beatriz Sandoval, muchacha joven, agraciada, de una clase media muy común en Colombia, se enfrenta a la injusticia social. Otra, Liliana Santamaría, de condiciones similares, también cumple una tarea con el mismo fin, pero completamente contraria en su procedimiento. Mientras Beatriz Sandoval se enervaba frente a la injusticia, buscando con su protesta sangrienta un nuevo orden, su compañera en la conquista de una posible igualdad curaba a los gamines, los llevaba a su casa, les despojaba de comunes e inmundos piojos, mientras vertía desinfectantes en olorosas heridas. Una recorría el camino de la muerte; la otra el de la vida. La motivación igual. El fin diverso.”
Beatriz, estamos seguros, se enfrentaba a la injusticia social, con la academia (era reconocida por sus compañeras como una buen estudiante, no por tener un promedio alto, sino por tener una devoción al conocimiento[2]), con la palabra, con los sueños, las esperanzas. Y una muestra de ello es que precisamente estaba allí recordando a las compañeras desaparecidas y masacradas y señalando como debe ser al culpable: el sistema, que irrisoriamente el mismo medio pretende desfigurar y restarle responsabilidad, guiando a la juventud a confrontarle de manera tímida, eso sí, dejando en claro que la injusticia Social se puede “curar en forma parcial, porque totalmente es imposible…”.
Termina la noticia recitando “Para Beatriz, solo existe la oscuridad. Para Liliana, la luz esplendorosa de la bondad y la esperanza. Cabe una pregunta: Cuál camino debe seguir la juventud?”. Y es claro que para Beatriz solo existe la oscuridad, la oscuridad de la Impunidad, del asesinato extrajudicial, del crimen de Estado que con la desinformación se confabulan para olvidar.
Pero es allí donde la memoria ilumina el camino, y nos hace reflexionar ¿Cuál camino debe seguir la Juventud?, ¿Aquél ilustrado por un medio de comunicación al servicio del sistema el cuál es el portavoz de una estructura criminal y autoritaria?
Cabe reflexionar el camino que creemos debemos asumir los jóvenes, el camino constante de construcción de otro mundo, donde la competencia, el individualismo y la sed de ganancia serán cosa del pasado. Creemos que los jóvenes debemos asumir un papel crítico y revolucionario en la destrucción de este mundo de mentiras, y sus principales formuladores –los medios masivos de comunicación- por ello creemos que el movimiento social debe ser su propio constructor de medios de difusión y de forjadores de opinión, haciendo un trabajo crítico, difundiendo la voz de las oprimidas y desposeídas, construyendo Comunicación para la confrontación.
[1] Nota publicada el 19 de Mayo de 1991 en El Tiempo. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-85766
[2]http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-85134
Enlaces relacionados / Fuente: https://ccsubversion.wordpress.com/2015/05/20/una-triste-victima/