Algunos comentarios sobre el documento de la Federación Anarquista Italiana “Por un nuevo manifiesto anarquista contra la guerra”

Hay que admitir que todavía hay desacuerdo dentro de la Internacional de Federaciones Anarquistas (IAF-IFA) sobre la posición en la guerra de Ucrania. Esta contradicción ya fue abordada poco después del inicio de la invasión de Ucrania por parte de la Federación Anarquista Checa (AF) en la revista anarquista Existence. La línea entre los dos bandos se señaló en la cuestión crucial de apoyar la defensa contra la intención de Putin de ocupar y «desucranizar» Ucrania. Un bando, representado principalmente por la Federación Anarquista Italiana (FAI), rechaza el apoyo a la defensa. El otro, quizás representado de forma más destacada por la AF, presentó su posición más bien favorable a la defensa justo al comienzo de la invasión.

El Comité de Relaciones de la FAI, que se reunió los días 19 y 20 de marzo, debatió, entre otras cosas, asuntos relacionados con la guerra en curso en Ucrania. Aunque las federaciones miembros tienen opiniones diferentes en algunos puntos, acordaron seguir debatiendo. El debate dio lugar a posiciones comunes, que se resumieron en una declaración titulada «Contra la guerra, por la solidaridad mundial» (texto completo en checo al final del artículo). Posteriormente (a mediados de abril), la AF subrayó que la declaración era un compromiso, pero que no reflejaba plenamente sus posiciones. Sin embargo, el debate en el seno de la IAF-IFA no se recrudeció.

A principios de agosto, el documento presentado en junio en el XXXI. Congreso de la FAI en Empoli 2022 fue publicado y ratificado en las semanas siguientes. Se titula «Por un nuevo manifiesto anarquista contra la guerra» y se puede leer (dependiendo de tus habilidades lingüísticas con o sin traductor) en italiano, inglés, francés, portugués, español, ruso o checo.

En la introducción del documento se dice que las críticas a la posición de la FAI han sido cuidadosamente consideradas. Sin embargo, ninguno de los puntos de crítica –y que han sido muchos desde el movimiento anarquista internacional, especialmente desde Europa del Este y Central– aparecen en las líneas que siguen, ni hay ningún intento de refutarlos. En efecto, es sólo una reafirmación de la propia posición de la FAI. El reflejo de la crítica simplemente no existe.

El comienzo es revelador: «Nuestros pensamientos van en primer lugar a nuestrxs compañerxs que, hace más de un siglo, antes de la tragedia de la Primera Guerra Mundial, sintieron la necesidad…» Tal vez este sea el resumen de todo el problema: un punto central de incomprensión, un punto de partida completamente diferente. Mientras nuestros pensamientos se dirigen primero al pueblo trabajador de Ucrania, aplastado sangrientamente por la invasión imperial, y a nuestrxs compañerxs que resistieron esa agresión, nuestros amigxs y compañerxs italianxs se vuelven hacia el pasado. Tal vez porque lxs anarquistas de Europa del Este y Central tienen la experiencia histórica de la ocupación rusa, están más cerca de la gente viva en peligro que de las citas de sus predecesorxs. Pero incluso aquí hay quienes prefieren mirar al pasado en lugar de reflexionar que la primera prioridad para lxs anarquistas debería ser la gente viva, la gente que está en peligro de perder las pocas libertades que tiene.

Otro punto de incomprensión es la insistencia de la FAI en la generalización. Pero ni el mundo ni la vida son tan simples. Tampoco todos los conflictos son idénticos. Si intentamos generalizar la guerra como un modelo inmutable, nunca podremos analizar los acontecimientos reales que nos rodean. En las garras de ese enfoque, el documento de la FAI afirma obviedades (con las que no se puede dejar de estar de acuerdo) que, cuando se confrontan con un contexto distinto al creado por la guerra generalizada, carecen repentinamente de sentido y son literalmente irrelevantes. Si dejamos atrás la imagen idealizada y uniforme de la guerra, se abre ante nosotros un vasto campo para pensar, escuchar, comparar, analizar y crear nuestra propia estrategia.

Otro falso punto de partida es aislar el anarquismo social del mundo real de lxs trabajadorxs y mantenerlo en una especie de reino platónico de puras ideas. El documento de la FAI dice: «No aceptamos el concepto de integridad territorial o de «defensa» territorial del Estado o de cualquier entidad que aspire a ser un Estado, porque estos principios, unidos al principio de soberanía territorial, acaban inevitablemente promoviendo perspectivas nacionalistas o micro-nacionalistas. Sea cual sea el significado de la palabra ‘nación’, implica una división entre explotadorxs y explotadxs, entre opresorxs y oprimidxs». De acuerdo. Pero en un campo de juego tan ideológicamente definido, es como si a lxs verdaderxs trabajadorxs se les prohibiera jugar. Se les dice que si luchan contra un imperio genocida, es por el Estado. Su culpa es no haberse levantado y creado un movimiento masivo anti-estatal. Pero la mayoría de lxs trabajadorxs no están familiarizadxs con la idea de una perspectiva no estatal. Lxs de Ucrania no luchan tanto por el Estado como por la preservación de las libertades políticas, que lxs anarquistas de Italia disfrutan tanto como lxs de la República Checa. Y sin estas libertades, difícilmente podrán librar en el futuro ninguna lucha social por sus derechos como trabajadorxs. Y lxs anarquistas difícilmente construirán algún movimiento en el territorio ocupado por el ejército invasor.

Estamos de acuerdo en la hipocresía de los estados occidentales. ¿Pero no es también hipócrita no echar una mano a nuestrxs compañerxs de lucha y esperar a ver cómo acaba todo? Lxs trabajadorxs de Ucrania no merecen sufrir porque lxs trabajadorxs de Rusia no derrocaron a un dictador. Y a un dictador atacante que está arrasando comunidades enteras no lo detendrán nuestros manifiestos antimilitaristas.

El documento de la FAI dice: «El primer compromiso de quienes se oponen a la guerra es construir y difundir prácticas de ayuda mutua, como las redes de solidaridad de base, para satisfacer las necesidades inmediatas de lxs individuxs que más sufren los efectos del conflicto, ya sea la ayuda alimentaria o médica. También se necesitan redes de apoyo para quienes practican huelgas, sabotajes, deserciones, así como redes transnacionales para quienes se esconden o huyen de ambos lados del frente». Pero, ¿no es esto en realidad un pequeño parche en el proceso de entrada de lxs ocupantes, que dejan atrás casas destruidas, mujeres violadas, niñxs muertxs, civiles fusiladxs y prisionerxs torturadxs? ¿No sería más apropiado escuchar la voz de la mayoría de lxs anarquistas en Ucrania (y también en Rusia y Bielorrusia) que piden la derrota de Putin? Si les escuchamos, habrá más de un compromiso de este tipo, y quizás uno de los más difíciles será el apoyo de la posguerra al movimiento anarquista y a lxs trabajadorxs de Ucrania y Rusia en sus luchas sociales (nadie parece dudar de que el capital y el Estado querrán morder todo lo posible a costa de lxs trabajadorxs, como ocurre en «nuestros» países).

«Para que cualquier lucha sea efectiva con o sin armas debe ser dirigida y organizada desde abajo, fuera de los aparatos de los estados, de los gobiernos y especialmente fuera de las fuerzas armadas». De nuevo, una afirmación con la que sólo se puede estar de acuerdo. Sin embargo, sólo es válida en el contexto de un movimiento organizado desde abajo que sea capaz de llevar a cabo dicha lucha. En el contexto de la guerra en Ucrania, esta declaración no es más que una bofetada. Nos gustaría que también funcionara así, pero la realidad aquí y ahora es diferente y tenemos que ser conscientes de ello, de lo contrario, como anarquistas somos completamente irrelevantes para toda la clase de lxs no privilegiadxs (no sólo en Ucrania).

El documento concluye: «La capacidad del movimiento anarquista de estar unido en la lucha contra la guerra es la forma de activar las prácticas, organizaciones e ideales libertarios entre las clases explotadas y oprimidas que son las primeras en sufrir los efectos de la guerra.» Tal vez no tenga sentido tratar de lograr la unidad a cualquier precio. Es evidente que la experiencia histórica de la ocupación en los países de Europa Central y Oriental no es transferible y es difícil de entender en regiones que no han sido ocupadas o que incluso tienen su propio pasado imperial. Estoy convencido de que para que haya «una activación de las prácticas, organizaciones e ideales libertarios» en Ucrania (y en otros países afectados en el pasado y en el presente por los «intereses del poder ruso», incluida la propia Rusia), esto no será posible sin que lxs anarquistas se unan a la lucha contra el imperio. De lo contrario, nadie les escuchará.