Noviembre rojo, noviembre negro
Una respuesta anarquista a la elección de Trump

A QUÉ NOS ENFRENTAMOS
Donald Trump ha sido elegido como cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Como revolucionarios/as estamos comprometidos/as con un mundo que no tiene cabida en las preferencias de Trump o Hillary Clinton. Sabemos que Clinton habría continuado construyendo un mundo para la clase dominante y probablemente no habría hecho nada significativo por la gente común. Sin embargo, es imposible negar que Trump y su vicepresidente Mike Pence representan un fuerte empujón al racismo, misoginia y autoritarismo que debe ser resistido incondicionalmente. Nos recuerda los tiempos de los dictadores, en particular el de los fascistas alemanes e italianos que fueron llevados a la victoria por una avalancha racista e insurgente en las urnas de todo el país.
Aunque estos sean tiempos difíciles, no podemos permitirnos abandonarnos a la desesperación y el lamento por mucho tiempo. Debemos luchar contra el miedo que nos atenaza, y el miedo que Trump perpetuará.
No hay forma de eludirlo. DEBEMOS organizarnos.
Trump ha sido claro. Utilizará el movimiento que gira en torno a él para promover una plataforma supremacista blanca. Desmantelará las conquistas de los trabajadores y los oprimidos. Él y Pence son enemigos jurados de las mujeres, personas de color, inmigrantes indocumentados, gente queer, y de la izquierda y progresistas en general. No responderán a las crisis ecológicas del cambio climático y la extinción de especies, sino mediante la adopción de políticas que las empeoren.
Aunque la elección de Clinton aseguraba la continuidad de las deportaciones, de las guerras, de la creciente desigualdad de ingresos, de los asesinatos policiales, del robo de tierras indígenas y de todos los males crónicos del capitalismo neoliberal, de Trump podemos esperar nuevos y mayores peligros.
Los migrantes se enfrentarán a amenazas en todos los frentes –a pesar de que Obama deportó más migrantes que todos los presidentes del siglo XX juntos. Se promete iniciar una violenta campaña contra los inmigrantes, dirigida especialmente a low mexicanos, musulmanes y árabes. Si bien el neoliberalismo ha sido desacreditado en gran parte, queda por ver si Trump podrá reemplazar al actual régimen económico por su agenda reaccionaria racista, o si la clase capitalista lo combatirá. Sin embargo, claramente podemos esperar que las débiles protecciones ambientales que existen se retiren, dando lugar a un cambio climático en espiral, llevando a más compañías energéticas a destruir todavía más la tierra indígena en el futuro inmediato y acelerando en décadas la posible extinción de la vida en nuestro planeta. Podemos esperar la cancelación de los derechos en torno al aborto.
Podemos esperar que muchos más pobres mueran por falta de atención médica adecuada con la revocación de Obamacare. Del Departamento de Justicia de Trump podemos esperar un clima
represivo más severo contra movimientos sociales como Black Lives Matter. Podemos esperar que Trump se integre en una alianza internacional de estadistas autoritarios y populistas de extrema derecha –desde Vladimir Putin hasta Aurora Dorada en Grecia, Marine Le Pen en Francia y Geert Wilders en los Países Bajos– y que empeore la opresión israelí a los palestinos, que colabore con Bashar al-Assad para aplastar las revoluciones siria y rojavana, y desencadene guerras sin precedentes que bien pueden rebasar el umbral nuclear.
Quizás uno de los cambios más importantes es que bajo la presidencia de Trump, la extrema derecha seguirá creciendo hasta convertirse en un movimiento más organizado y poderoso, y tendrá espacio para actuar. La violencia racista, sexista, transfóbica, homofóbica y xenófoba aumentarán a medida que reciban sanción estatal. Con un gran número de blancos ganados de manera aterradora para el supremacismo blanco, hay un terreno fértil para que la derecha fascista se expanda.
La guerra no es una alternativa, está sucediendo mientras hablamos. Nuestra única alternativa es decidir si vamos a luchar o no.doc-2
NUESTROS PROXIMOS MOVIMIENTOS
La revolución no puede ser una idea abstracta o una meta distante, un sujeto de discusión de intelectuales con la cabeza en las nubes. Debe ser un movimiento vivo que traiga esperanza y victorias a nuestras comunidades, lugares de trabajo y escuelas. Nuestra revolución no será un evento único y espectacular, sino un proceso que ya ha comenzado. Las reuniones de vecinos/as, las marchas, las huelgas, los bloqueos, las ocupaciones, la defensa física de las clínicas de aborto y la resistencia física a racistas y neonazis son sólo algunas de las tácticas que podemos emplear. La parte importante es que las personas comunes y corrientes se unan, para construir el poder desde abajo que de ningún modo descansa en las manos de algún partido corrupto de Washington.
Nuestra estrategia se apoya en la unión de estas acciones directas, ya que las urnas no son una defensa contra el fascismo y el odio, ni tampoco el Partido Demócrata. Estamos viendo que las victorias que hemos ganado a través de duras luchas podrían muy bien ser revertidas. Nuestra única oportunidad es construir un movimiento que dependa del poder de la gente.
Una estrategia para defender nuestras comunidades y desafiar a Trump comienza con nosotros, los/as trabajadores/as explotados/as. Juntos/as configuramos la solución a Trump y a los mayores problemas del capitalismo, el patriarcado y la supremacía blanca. Algunos sectores de las clases dominantes pueden compartir nuestro deseo de deshacernos de Trump, pero sólo para que puedan poner a otro capitalista en la Casa Blanca y luego hacer que pasemos de nuevo por este ciclo de crisis. Si bien podemos terminar caminando con estas personas en las calles durante los próximos cuatro años, sabemos que nuestros aliados son aquellos que también trabajan para construir el poder autónomo de las clases explotadas, no aquellos que quieren que fijemos nuestras esperanzas en los candidatos políticos.
Debemos impulsar una mayor unidad de los movimientos sociales de la clase obrera. Tenemos que llegar a otros que están creando organización en nuestras áreas y hablar con ellos para trabajar conjuntamente. Debemos impulsar a las organizaciones de movimientos sociales de las que formamos parte –como sindicatos, agrupaciones de Black Lives Matter y organizaciones de derechos de las personas inmigrantes– para organizar en cada ciudad cumbres por la planificación del apoyo mutuo y la coordinación de la oposición a Trump. De aquí al 20 de enero, debemos organizar la mayor cantidad posible de debates y coordinación nacional entre movimientos sociales y organizaciones revolucionarias. Debemos planificar protestas masivas el día de la toma de posesión de Trump y debemos ver estas protestas como herramientas organizativas para continuar construyendo la unidad
y atraer a la gente a la organización cotidiana en nuestras comunidades, donde realmente estaremos construyendo un poder de largo plazo que sea una amenaza para el Estado.
Nuestra organización debe consistir en construir espacios donde las personas puedan tener discusiones políticas abiertas, comenzar a hacerse con el control y crear sus propios movimientos democráticos de masas. Debemos esforzarnos por organizar asambleas vecinales y comunitarias: bases de nuestro poder colectivo contra el Estado y el capital.
Mientras tanto, debemos enfrentarnos a la violencia de extrema derecha; buscando y acallando cualquier organización fascista que levante la cabeza. A largo plazo, sin embargo, tendremos que hacer mucho más para socavar la base política de Trump y la extrema derecha organizando a los trabajadores blancos para que abandonen su apoyo a la supremacía blanca en favor de la solidaridad de clase. Esto significa que los revolucionarios blancos deben dedicar mayores esfuerzos más en la organización de los blancos y en la reconstrucción de los movimientos sociales que pueden organizar a los blancos no sólo en torno a las necesidades que comparten con la clase trabajadora de color, sino también alrededor de las demandas de libertad de las personas de color. En la actualidad, la mayoría de nuestros camaradas están concentrados en centros urbanos tradicionalmente progresistas y altamente educados. A largo plazo, debemos poner más recursos en el desarrollo de bases para la política revolucionaria en las zonas rurales, en el sur y en el medio oeste.
Necesitamos construir el poder del pueblo desde abajo, resistir a las políticas de Trump directamente, crear espacios donde sus directivas no serán obedecidas. Si nos quedamos quietos, sólo podemos esperar nuevas generaciones de gente como Donald Trump.
A medida que nos organizamos contra Trump, también debemos luchar contra la tendencia a querer resolver este problema a través de la política electoral. En todo caso, esta elección ha demostrado que los demócratas neoliberales están obsoletos, que nunca podrán darnos lo que necesitamos.
Olvidémoslos. Mirando hacia el futuro, no podemos permitirnos el lujo de tener más falsas esperanzas, y no podemos volver a aceptar el menor de dos males –porque ahí es donde nos tienen vencidos. La mejor oportunidad que tenemos es volvernos hacia nuestras comunidades, escuelas y lugares de trabajo y empezar a construir el poder popular.
La Black Rose/Rosa Negra Anarchist Federation por sí sola no puede crear este movimiento, pero podemos ser parte de él. El martes, Trump ganó la elección, pero ahora la gente debe recuperar su ánimo y lucidez mental.
¡Con amor y rabia!
#DontMournResist #NoMorePresidents
Declaración de la Black Rose Anarchist Federation/Federación Anarquista Rosa Negra (US/EE.UU)untitled-6