
Este pasado miércoles 3 de mayo murió electrocutado un trabajador en los montajes de las casetas de la feria de San Isidro en Madrid. Se ha hecho público que el trabajador desempeñaba esta labor de forma precaria, sin contrato de trabajo y posiblemente sin estar dado de alta en la Seguridad Social.
No es un caso aislado, solo en la Comunidad de Madrid en el año 2022 se produjeron 2267 accidentes de trabajo registrados, según los datos que aporta la Comunidad de Madrid y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
El miedo que sufrimos los trabajadores ante el desempleo, la incertidumbre que crea la desregularización del trabajo, un sistema económico cada vez más competitivo, o el desmantelamiento de la protección social y la sanidad pública, hace que aceptemos cualquier trabajo «de mierda» con tal de poder mantenernos y proteger y ayudar a nuestros allegados.
Los trabajadores estamos abocados a la maquinaria del trabajo asalariado y a sus miserias para subsistir. Por ello tenemos que ser conscientes de que nuestra vida y nuestra dignidad valen mucho más que las ganancias de cualquier empresario, casero, administración pública o cualquier otro parasito del trabajo ajeno.
Los empresarios se aprovechan de nuestro desconocimiento de las medidas de prevención de riesgos laborales y muchos no dan a sus trabajadores los equipos de protección individual (EPI) correspondientes para el desempeño de su labor. Tomar el pelo a los trabajadores con los EPI es precariedad laboral. Crear a través del miedo entornos de trabajo precarios, sin ningún tipo de prevención o planificación para que el empresario ahorre en costes, es terrorismo patronal.
No nos podemos olvidar de las enfermedades profesionales. Es muy común que los empresarios o la administración pública se nieguen a reconocer las enfermedades profesionales que nos crea el desempeño de nuestra labor. Además, suele ser común que haya descoordinación entre las instituciones que participan en la detección de las enfermedades, y deficiencias por parte de los empresarios o la administración a la hora de vigilar, prevenir o planificar estas circunstancias.
Por ello es vital y necesario estar informados de los riesgos que existen en nuestros puestos de trabajo, exigirle a los empresarios y a las administraciones públicas tanto los EPI como derechos y mejoras laborales. Y es vital que los trabajadores nos organicemos para la defensa y promoción de nuestros intereses de clase.
Grupo Anarquista Tierra
