Untitled 2OTRAS MANERAS.
Los parlamentos no nos sirven.
Los parlamentos existen, y también existen las colas del paro o los salarios bajos, el pago por una educación o por la sanidad, la falta de guarderías o de un ambulatorio, la falta de acceso a tres comidas al día o las tierras no trabajadas, el trasvase del río, el fracking o la construcción de obras que nadie ha pedido. Y eso nos demuestra que no sirven; no nos sirven si lo que queremos cambiar es nuestro día a día.
Por ello, no participamos del juego electoral ni tampoco deseamos gobernar en el parlamento. Opinamos que la verdadera fuerza y el poder de cambiar las cosas no pasa por participar de las elecciones y tratar de tener más escaños que el adversario. Grecia, nuevamente, nos ha demostrado el camino que no queremos recorrer. Desde el gobierno, desde su legalidad y sus normas han vuelto a demostrar que las decisiones políticas se toman siempre contra la voluntad de las clases populares, y en favor de los poderes económicos y del aparato del Estado.
En cambio, gran parte de las veces que las oprimidas se han rebelado y han conseguido destruir parte del sistema de dominación imperante, han creado estructuras horizontales, donde las personas participaban de las decisiones que les afectaban. No es un invento nuevo. Ha ocurrido en la revolución zapatista de los ’90 o en la actual situación en Kurdistán.
Llamémoslo asamblea, concejo, o reunión de vecinos. Tejer y recuperar los lazos sociales con aquellos con los que convivimos cada día. El parlamento y las elecciones no son una conquista de la democracia. Son su negación. Ya que abandonamos nuestra capacidad de decidir y actuar en los asuntos que nos interesan. Para nosotros la democracia es aquella en la que el pueblo ejerce su soberanía directamente sin la intermediación de los políticos y sus instituciones.
Por ello consideramos que la mejor vía para realizar un cambio real en nuestras vidas pasa por lucha en el día a día y sobretodo dar un paso adelante. Paso que ya se ha hecho como en las huelgas de Movistar o Panrico. Debemos cambiar el verbo, debemos dejar de rogar a los políticos, de esperar que nos den aquello, que sabiendo que es justo, no tenemos. Es el momento de comenzar, de apropiarnos de los medios y las herramientas necesarias, de dejar de esperar con la ilusión inquebrantable de que esta vez sí, es el momento de actuar para convertir las expectativas en realidad. Es por ello que defendemos que la política y la lucha deben estar en la calle, en el trabajo, en las escuelas y en los hospitales, porque aquellos derechos conquistados por nuestra fuerza serán más difíciles de arrebatar que aquellos sujetos a leyes, a promesas electorales y a las decisiones criminales de la troika.
Desde la Federación Anarquista de Catalunya no pedimos el voto para nadie, tan sólo queremos pedir lucha. Lucha en los barrios, lucha en los pueblos, lucha en el campo, lucha en el trabajo y en los hogares, lucha en las escuelas y lucha en cualquier lugar donde haya injusticia y opresión.
Federación Anarquista de Catalunya, Diciembre de 2015

[Tríptico repartido en las calles]
La receta para llegar dónde tú quieras
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Soluciones locales y cercanas
Nosotras mismas somos quien mejor sabemos que necesitamos o que queremos. Repetimos, nosotras: tú, yo, tu madre, tu tío, el amigo, la compañera de trabajo y el vecino. Nuestra receta ni es nueva ni tiene ningún ingrediente extraño: se le llama luchar y ayudarse. Como cuando se comparte comida, como cuando nos dejamos las herramientas o echamos un cable a alguien. No hablamos de ninguna utopía, hablamos de tenernos en cuenta. Es por eso que nuestra receta es aquella en la que nos ayudamos cuando tenemos un problema; y esta forma política siempre se encuentra en las calles y no en los parlamentos. Una vecina que, como nosotros, se levanta por la mañana para trabajar ocho horas, que ha de cuidar de su hijos, que tiene que ir a comprar, nos entenderá mucho mejor que aquel que está sentado en un parlamento. Que ya lo dice el refrán “quien mucho abarca, poco aprieta”. Por eso no creemos que los políticos puedan saber con certeza que es lo que pasa en cada lugar y por lo tanto decidir cómo serán las calles en las que vivimos, sino que unifican los problemas dejando de lado las necesidades particulares. Por eso creemos que los políticos viven alejados de las calles, aunque en un inicio participasen de ellas, la burocracia y el poder acaban cambiando primando los intereses partidistas. No entendemos porqué se hacen obras y trasvases que nadie necesita más allá de la constructora de turno.
¿Quién mejor que nosotros para saber quenecesita nuestra calle? ¿O nuestro barrio?
¿O nuestro pueblo?
Quién mejor que nosotras
Porque esta crisis no es sólo económica o política sino también ecológica y social, y por ello no podemos dejar que la solución esté en manos de cualquiera. Si tú te implicas, si tú decides, si tú actúas, tu opinión tendrá valor. Sino todo seguirá como hasta ahora, que no nos dejan decir nada o solo cada cuatro años, y a medias. Así las cosas no se harán como nos gustaría. ¡No dejemos que decidan por nosotras! ¿De qué sirve quejarnos, si dejamos que otros hagan y deshagan? ¿Cómo queremos llegar a la independencia o a la justicia social si lo dejamos en manos de los políticos… que es lo que han conseguido?
No se trata de políticos buenos o no, o que quizás sean corruptos, se trata de que no compartimos los mismos intereses. Ellos quieren ganar las elecciones, y ¿nosotros que queremos? Una vida digna y justa.
¿Quién mejor que tú para explicar que piensas o que quieres? Si crees que en la plaza del barrio faltan bancos para sentarse, o si no hay lugares para que los niños jueguen, y los vecinos opinan lo mismo que ti, quizás es el momento de construir y colocar los bancos que hacen falta y no esperar a que el ayuntamiento de turno le apetezca hacerlo. Volver a crear el espíritu de barrio y de pueblo. Conocernos y tenernos en cuenta.
Al fin y al cabo quién mejor que nosotros para cocinarnos aquello que nos guste.
Con compromiso y ganas
Porque es bonito pensar que algún día volverán esos días en que a la vecina se le pedía un poco de sal, o arroz, o nos ayudaban a pintar la casa y se compartía la comida los domingos. Recuperar la calle como lugar de juegos para los niños, y de mesas y sillas donde tomar el fresco y charlar un rato. Y con todo ello recuperar el esfuerzo de la lucha.
Es por este motivo que no pedimos el voto para nadie, y tampoco hacemos ninguna promesa. Nuestro programa político tiene como primer y último punto la lucha. Lucha en las calles como en Can Vies, la lucha por la vivienda como la PAH, la lucha laboral como en Panrico o Movistar y la lucha por la tierra oponiéndonos al trasvase como en Terres de l’Ebre o al fracking. Porque sin ellos podemos. ¿Quién mejor que los médicos y pacientes para hacer funcionarun hospital? ¿Quién mejor que las maestras y las alumnas para saber cómo debe funcionar una escuela? ¿Quién mejor que el propio pueblo para gestionar la tierra? ¿Quién mejor que tú para saber lo que necesitas? ¿Y quién mejor que nosotros para hacerlo? ¿Y dónde hacemos todo esto? La lucha ha de estar en la calle, en las asambleas en cada plaza, en la escuela, los centros de trabajo y en los hospitales; en los ateneos, centros sociales y cooperativas. Nuestra fuerza sólo depende de nosotras.
Es tan sencillo como que cuantos más seamos más fuerza tendremos para hacer de este mundo un lugar mejor.
Federación Anarquista de Catalunya, Diciembre de 2015
http://www.federacioanarquista.org
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